Demian Ortiz es un joven fotógrafo que trabaja con artesanía el retrato fotográfico, y es capaz de aunar todo ese mundo en la producción y dirección de documentales. Hablamos con él de su próximo documental «Perdidos», y del fascinante mundo de la fotografía y la situación actual de ésta en cuanto a disciplina artística. Interesante entrevista que tenemos el gusto de compartir en esta humilde sección de musarañeros. Por Xisco García.
TCoH: Hola Demian, bienvenido a la Congregación de los Horrores. ¿Cómo estás?
¡Hola TCoH! Antes de nada quisiera agradeceros la invitación a formar parte de este magazine cultural que estáis llevando a cabo.
TCoH: Ahora mismo estás inmerso en el rodaje del largometraje documental Perdidos. Un lugar para encontrar. ¿Qué tal está yendo el proyecto?
Sí, así es. Junto a Borja Donoso estoy dirigiendo "Perdidos. Un lugar para encontrar", un retrato directo y frontal de la Generación Perdida de la literatura española. Acabamos de lanzar recientemente el teaser y la web oficial del proyecto, con muy buena acogida por el público. Estamos buscando nuevos apoyos y sinergias en forma de patrocinios y coproducción para poder continuar rodando este bello viaje de cine y literatura.
TCoH: El documental recoge el testimonio de distintos autores y escritores contemporáneos, en un intento de restablecer un impulso generacional, que permita la regeneración cultural del país. ¿Tan mal estamos para tener que hablar en esos términos?
La cultura es uno de los grandes damnificados en los periodos de crisis económica, social y política como los que estamos viviendo. Pero es un problema general, que lleva tiempo instaurado en nuestra sociedad y que afecta a todos los núcleos que la conforman. No se apuesta por nuevas propuestas sociales, ni culturales. Lo cual denota falta de competitividad, además de la gran desmotivación del propio público, que anhela proyectos creativos e innovadores que no ofrezcan los clásicos planteamientos. Por no hablar de los riesgos que supone poder caer en el gran vacío intelectual de las futuras generaciones por falta de claros exponentes culturales.
TCoH: Estos autores atesoran una calidad literaria indiscutible, y aún así son desconocidos por el gran público, ¿crees que el documental va a cubrir esa falta de visibilidad? ¿Va a servir para crear conciencia de la existencia de un grupo de escritores que quieren ocupar su sitio?
La intencionalidad del largometraje es precisamente esa. Mostrar la falta de visibilidad, cómo (sobre)viven entre la realidad de sus ficciones y la de la cotidianidad de sus vidas. Una realidad que está repleta de las inquietudes, conflictos y silencios a los que se enfrenta a diario cualquier artista, por lo que es extrapolable a muchos otros campos.
Apostar por su historia puede crear una importante conciencia entre un público actualmente más próximo a la literatura de consumo rápido. Será consciente que otra literatura es posible y que se está haciendo en estos mismos momentos. A partir de ahí, si se abre el camino a otros autores, o incluso a otros sectores del ámbito cultural, será algo maravilloso. Nosotros en este caso, actuamos como cronistas de la vida de una generación de escritores, cuya mayor motivación no es ocupar un sitio en la Historia de la Literatura, ni el sitio de ningún otro escritor ya consagrado. Ahí es donde reside su mayor grandeza. Su principal motivación es escribir para aportar su mirada a la sociedad. Y por ello sacrifican su comodidad económica a la quimera de poder vivir mínimamente de sus letras, pero sin perder nunca su esencia literaria y humana.
TCoH: ¿A qué os referís cuando definís a este grupo de escritores como «Autores perdidos»? ¿Qué relación o paralelismo tiene con la denominada «Generación Perdida» de escritores estadounidenses?
La definición de autores perdidos surge de forma totalmente espontánea, mientras trabajo en mi proyecto de retrato fotográfico de escritores. Fue una forma de agrupar a distintos poetas, novelistas y ensayistas que llevan años pasando de forma invisible delante de nuestros ojos en las estanterías de las librerías. Según fui avanzando en el proyecto fotográfico, comencé a descubrir las conexiones que tenían entre ellos, las similitudes de sus carreras, sus influencias, sus anhelos y problemas. Así nació la necesidad de indagar más aún en sus vidas a través de una crónica documental.
En cuanto a la relación con la Generación Perdida estadounidense, es cierto que es la influencia literaria, junto con la Generación Beat, más importante de la que beben nuestros autores. Faulkner, Hemingway, Steinbeck, Fitzgerald, etc., son grandes referencias para nuestros escritores. Ya que como los estadounidenses practican una literatura alejada de los corsés academicistas, mostrando una clara postura inconformista y un fuerte compromiso social. En el caso de los Beat, las influencias y las referencias a Kerouac, Ginsberg, Cassady, Burroughs… junto al realismo sucio de Bukowski son incluso mucho más evidentes a lo largo de sus obras. Al igual que ellos, convierten la literatura en su único refugio en el que compartir su trayectoria vital. Llegando incluso a dedicarles varios ensayos y antologías de poesía y relato.
TCoH: Hace unos años se habló mucho de la «Generación Nocilla», con ilustres como Agustín Fernández-Mallo, y el genial ensayista y novelista Eloy Fernández-Porta, aunque todo quedo como una etiqueta de la crítica cultural y académica que ha tenido pocos adeptos. Algunos de los autores del documental, por edad, pertenecen a la misma generación que los que conformaron esa nueva corriente. ¿Qué similitudes hay entre la «Generación Nocilla» y la generación de «Autores Perdidos»?
En nuestro caso, no hemos creado "Perdidos. Un lugar para encontrar" para etiquetar como «autores perdidos» a toda una generación desde el punto de vista de la crítica. Ni mucho menos con la idea de inventar una nueva «Generación Nocilla», ni otra similar. Aunque es evidente, como bien dices, que al ser autores coetáneos puedan existir similitudes entre ambas generaciones, como el uso de blogs, o que publiquen en fanzines, revistas y editoriales minoritarias. Más allá de eso, creo que difieren bastante en cuanto a intereses, forma e influencias. En cualquier caso, creo que debe ser el lector quien lea y opine.
TCoH: El documental parte del trabajo en equipo de varios profesionales de lo audiovisual, bajo el paraguas de Babel Estudio, en Madrid, al cual pertenecéis. ¿Cuál es el motivo para que crearais Babel Estudio?
Fundamos Babel Estudio en Madrid en el 2006, combinando el talento de jóvenes creadores de perfil emprendedor, en las áreas de diseño, imagen y web. Con la idea de crear un estudio dinámico y multidisciplinar que desarrollara trabajos de componente comunicador e innovador para las industrias audiovisual, discográfica y editorial. Poco a poco, hemos ido evolucionando hasta involucrarnos en la producción de varios cortometrajes y el largometraje documental en el que nos encontramos inmersos.
TCoH: Tú eres fotógrafo ante todo; y en el documental se puede advertir tu poso como artista de la imagen. ¿Qué sensaciones te deja el estar a los mandos del proyecto documental como director, productor y guionista?
Está siendo una experiencia muy enriquecedora. Tengo la suerte de trabajar con un gran equipo técnico y humano, muy comprometido y concienciado con la historia. Y con la sensibilidad cinematográfica que quería impregnar para cada una de las experiencias vitales de los escritores. Desde el inicio del proyecto decidimos apartarnos de los conceptos meramente descriptivos tan frecuentes en los documentales de televisión. E impregnar a la narrativa del largometraje y a la plástica fotográfica, de una importante personalidad que se alejase de la realización típica de un documental al uso.
Para ello, hemos basado todo el documental en conceptos cinematográficos sencillos, pero de aspecto visual llamativo: una seductora textura en blanco y negro que se amolda, y potencia la contrastada historia de luces y sombras de nuestros escritores, aprovechar al máximo toda la fuerza expresiva de la luz, composiciones estilizadas, una estructura de la historia que permita al espectador acercarse poco a poco a los personajes en sus distintos niveles de realidad, etc. Es decir, le hemos dado la misma importancia a lo que sucede en pantalla, que a cómo mostrar lo que sucede.
TCoH: Tu trabajo como fotógrafo gira en torno al retrato como expresión artística. ¿Por qué te has decantado por este estilo frente a otro tipo de fotografía más comercial?
Efectivamente, el retrato sobre el papel puede parecer menos comercial que otros géneros. Pero no tiene que ser así. Puede orientarse a sectores más comerciales como el editorial o discográfico, como has podido ver. Pero principalmente me decanté por este género, porque te permite conocer en cada trabajo a distintas personas. Estar muy próximo a ellas y sobretodo vivir experiencias detrás de la cámara muy diferentes a otras suertes de la fotografía. Esa cercanía te deja un poso muy importante en lo personal, que te marca y te va definiendo poco a poco como persona. Eso es lo realmente maravilloso y lo que me da la vida como fotógrafo.
TCoH: El retrato, como bien sabes, tiene como finalidad la descripción de las cualidades físicas y morales de la persona fotografiada. Cuando contemplo tus retratos noto un halo de profundidad y de introspección en los retratados, casi como si pudiéramos notar su carácter, sus miedos, sus inquietudes…
Me alegra que hayas sentido eso al ver mi trabajo. Cuando fotografío retrato, independientemente de que la persona a la que me enfrento con la cámara sea un artista o no, realizo una búsqueda en el interior de su personalidad. Lo principal es ser sincero y honesto con el retratado. Y debes sentirte próximo a él para poder estudiar sus rasgos, sus gestos y encontrar el interior de cada uno. Normalmente, las personas, cuando nos enfrentamos a un fotógrafo, no a una cámara, solemos examinarnos para dar la imagen que nosotros pensamos que somos. Para mí un buen retrato es aquel en el que disparas en el momento en el que este proceso de búsqueda está sucediendo. En el instante de incertidumbre que vive el retratado mientras realiza una introspectiva de sí mismo y se muestra casi sin querer como en realidad es.
TCoH: Me han llamado mucho la atención las miradas de los retratados. ¿Es la mirada uno de los secretos de un buen retrato fotográfico?
Sí, totalmente. La mirada es la conexión entre el retratado, el fotógrafo y en el futuro con el espectador. La mirada de un retrato no miente. Es el elemento que hace que al observar la imagen te preguntes quién es esa persona, por qué está haciendo lo que hace y por qué está sintiendo lo que siente.
TCoH: Uno de los artistas que tuvimos el gusto de entrevistar en el pasado número (Salva Rubio, ndr.) aparece en tu documental, y le preguntábamos como estaba el panorama para los guionistas, aquí en España; así que no he podido resistirme a preguntarte sobre cómo está la situación del fotógrafo hoy en día, para que nuestros lectores tomen conciencia de vuestro trabajo y vuestro esfuerzo.
Las profesiones que están ligadas al mundo de la imagen por lo general no suelen estar muy valoradas. Y como apuntaba el propio Salva, es cierto que siempre parecen estar en crisis. La gente normalmente piensa que no requieren de mucho esfuerzo. Cómo te gusta, todo es espontáneo. Cuando realmente sucede lo contrario. Te esfuerzas mucho más en planificar y en cuidar los detalles técnicos, para luego volcarlos con pasión en el proyecto. Además, con la llegada del digital a la fotografía y al cine, aunque nos ha facilitado mucho el trabajo y ha servido para abaratar ciertos costes, ha supuesto también una falsa democratización de la imagen, generando muchas veces un todo vale, donde siempre gana la inmediatez de una imagen rápida, a una imagen que transmite y cuenta algo.
TCoH: Como amante de la fotografía. ¿Cuáles son tus referentes?
Mi principal referente es mi padre. El me regaló la profesión más bella del mundo: la fotografía. Me acercó al trabajo de Nadar, Ansel Adams, Eugene Smith, Robert Capa y Cartier-Bresson y tantos otros maestros. No es un fotógrafo conocido, pero para mí es una de las personas que más sabe de fotografía y que más la ama.
Otros referentes claros desde hace ya algunos años son los fotoperiodistas Gervasio Sánchez y Christine Spengler, por su increíble honestidad detrás de la cámara. Aunque también destacaría el trabajo de Manu Bravo, Pep Bonet, etc. Igualmente, soy un gran apasionado de Richard Avedon y Anton Corbijn (fotógrafo y cineasta) cuyo magnífico trabajo como director de la película Control ha supuesto un importante referente visual para el documental. Y por supuesto, nuestro director de fotografía Angel Sáenz.
TCoH: Aparte de la fotografía, ¿qué otras inquietudes o aficiones tienes?
Bueno, ahora mismo, además de la realización del documental, estoy inmerso en la dirección de fotografía de un par de cortometrajes. Mientras, continuo avanzando en la realización del proyecto fotográfico de retrato de escritores, para el que estoy buscando editorial. También me gustaría en algún momento poder sentarme a escribir una historia que me ronda desde hace tiempo en la cabeza, aunque no he definido aún si en forma de guión o de novela.
TCoH: Ha sido un placer hablar contigo. Desde The Church of Horrors te deseamos que tengas mucha suerte con tu largometraje documental y que sirva para conseguir esa ansiada regeneración cultural que tantos andamos exigiendo.
Igualmente. Muchas gracias a vosotros por haceros eco de nuestro documental. Queremos continuar avanzando en su producción, y conseguir que el público pueda reflexionar sobre las realidades que acontecen a esta generación de artistas que permanece en el anonimato.
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Xisco García
Pies de foto:
[Tercera imagen] Demian Ortiz (Babel Estudio)
Pablo Cerezal, autor de la obra de culto «Los cuadernos del Hafa» y blogguer. Fotografías de Demian Ortiz, pertenecientes al proyecto fotográfico
Perdidos. Un lugar para encontrar. Dicho proyecto forma parte del largometraje documental en fase de realización, acerca de la Generación Perdida de la literatura española. Mas información
documentalperdidos.com,
https://facebook.com/documentalPerdidos y
https://twitter.com/perdidos_docu.
[Cuarta imagen] Demian Ortiz (Babel Estudio)
Oscar Solsona, autor de «La superficie del pájaro» y uno de los culpables de la radiopoética «Sopa de poetes». Fotografías de Demian Ortiz, pertenecientes al proyecto fotográfico
Perdidos. Un lugar para encontrar. Dicho proyecto forma parte del largometraje documental en fase de realización, acerca de la Generación Perdida de la literatura española. Mas información en
documentalperdidos.com,
https://facebook.com/documentalPerdidos y
https://twitter.com/perdidos_docu.
[Quinta imagen] Demian Ortiz (Babel Estudio)
Guillermo Roz, escritor de «Les ruego que me odien» y «Tendríamos que haber venido solos». Fotografías de Demian Ortiz, pertenecientes al proyecto fotográfico
Perdidos. Un lugar para encontrar. Dicho proyecto forma parte del largometraje documental en fase de realización, acerca de la Generación Perdida de la literatura española. Mas información en
documentalperdidos.com,
https://facebook.com/documentalPerdidos y
https://twitter.com/perdidos_docu.
[Sexta imagen] Demian Ortiz (Babel Estudio)
Alex portero, autor entre otros de «Música silenciosa» y «Fantasmas». Fotografías de Demian Ortiz, pertenecientes al proyecto fotográfico
Perdidos. Un lugar para encontrar. Dicho proyecto forma parte del largometraje documental en fase de realización, acerca de la Generación Perdida de la literatura española. Mas información en
documentalperdidos.com,
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